viernes, 20 de mayo de 2011

Cuentos VII





Mientras Ricitos de Oro
saciaba su apetito,
aquellos Tres  Grandes Osos
a duras penas lograban


 reprimir el suyo...



1 comentario:

Bett dijo...

Yo de pequeña quería ser la Bella Durmiente. Me encantaba pensar que me despertarían con un beso.
Si entonces me hubieran contado así el cuento de Ricitos de Oro, seguramente me habría decantado por la zoofília, ja, ja, ja...
¡Tremenda influencia la de los cuentos en las mentes infantiles!