- "Le hubiera dado la vida, pero mi vida no me pertenecía" - me contaba sentado en un banco - "La quise tanto,... pero ambos teníamos ataduras y eramos tan cobardes... Debí luchar por aquel amor. Porque ella siempre estuvo en mi mente. Nunca pude olvidarla. Y ahora es demasiado tarde..."
Limpié sus lágrimas con la yema de mi pulgar.
- "Tenemos que ir al funeral. No quiero fallarla... otra vez".
Se levantó con paso inseguro. Estaba roto por dentro. Nunca lo había visto así.
- "No pienses mal de mí, Carla. Yo quería a tu abuela..."
- "Lo se, abuelito."
- "Pero me enamoré...
de su hermana. . ."